La caries dental es considerada como un proceso patológico complejo de origen infeccioso y transmisible que afecta a las estructuras dentarias y se caracteriza por un desequilibrio bioquímico; de no ser revertido a favor de los factores de resistencia, conduce a cavitación y alteraciones del complejo dentino-pulpar.

Por otra parte, y al igual que la mayoría de las enfermedades crónicas más frecuentes en la actualidad, es multifactorial teniendo en cuenta distintos factores de riesgo como lo son: 

Factores de riesgo de las caries dentales

– Placa.

– Sarro.

– Defectos en la superficie dental.

– Alimentos azucarados o ácidos.

– Déficit de flúor en la dentadura.

– Flujo reducido de saliva (por ejemplo, debido a medicamentos o sustancias, radioterapias o trastornos sistémicos que causan disfunción de la glándula salival.
– Factores genéticos. 

Para que aparezca la caries dental, la pieza dental ha de ser propensa a ella, y también deben estar presentes la bacteria productora de ácido y los nutrientes (como el azúcar) que permiten a la bacteria desarrollarse y producir ácido. Un diente propenso a sufrir caries presenta una relativa escasez de fluoruro protector en el esmalte o bien muescas, estrías o fisuras que retienen la placa. La mala higiene bucal, que permite la acumulación de placa bacteriana y sarro, puede acelerar el proceso de caries. Aunque la boca contenga gran cantidad de bacterias, solo algunos tipos generan el ácido que causa la caries en el diente.

El ácido de la alimentación acelera la formación de caries dental. (Por ejemplo, los refrescos, bebidas deportivas y energéticas, todas las cuales son habitualmente ácidas, tienden a favorecer la caries dental).

La reducción del flujo de saliva a causa de medicamentos o trastornos como algunos síndromes, provocan mayor riesgo de caries dental. Las personas de edad avanzada a menudo toman medicamentos que reducen el flujo de saliva, incrementando así el riesgo de caries.

La recesión de las encías también provoca que la caries dental sea más propensa a desarrollarse, ya que puede exponer las raíces de los dientes, que no están protegidas por una capa de esmalte externa. De esta manera, las bacterias pueden acceder a las capas internas de los dientes con más facilidad. 

Debemos saber que la recesión de las encías y la reducción del flujo salival provocan que las personas de edad avanzada sean más propensas a la caries de las raíces de los dientes.

Es importante conocer los síntomas de la caries dental, el dolor causado por una caries dental depende de qué parte de la pieza esté afectada y de la profundidad que alcance la caries. 

Una caries en el esmalte no suele causar dolor; este comienza cuando la caries alcanza la dentina. Al principio, las personas el dolor puede aparecer solo cuando el diente afectado entra en contacto con comidas o bebidas frías, calientes o dulces. Este tipo de dolor indica a menudo que la inflamación en la pulpa es reversible. Si la caries se trata en esta fase, los dentistas pueden reparar el diente y es probable que no se produzca más dolor ni dificultades en la masticación.

Los daños producidos por una caries que llegue muy cerca de la pulpa o incluso la alcance son irreversibles. El dolor persiste aun después de eliminar el estímulo que lo causó. La pieza dental puede doler incluso sin ningún estímulo.

Es posible que el dolor cese de forma temporal si se produce un daño irreversible de la pulpa y su muerte posterior. En este caso, la pieza puede volverse sensible al morder, al presionarla, a causa de la inflamación de la zona en el extremo de la raíz o porque se ha producido una infección en la raíz, esta infección puede producir una acumulación de pus denomina absceso periapical, que causa un dolor constante que se intensifica al morder.

En cuanto al diagnóstico de la caries, si la misma se trata antes de que duela, es probable que se reduzca el daño causado en la pulpa y que pueda salvarse una parte mayor de la estructura del diente. 

Para una detección precoz de las caries, el odontólogo se informa acerca del dolor, examina la dentadura y la tantea con instrumentos dentales, y también hace alguna radiografía. 

Las revisiones dentales deberían hacerse cada 3 a 12 meses, dependiendo de la propensión a las caries y de las recomendaciones del dentista. No todas las revisiones incluyen radiografías, si bien estas siguen siendo importantes para detectar las caries (incluso las que se encuentran bajo reparaciones existentes) y determinar su profundidad. La valoración de los dientes de una persona por parte del dentista determinará con qué frecuencia se deben tomar radiografías. 

Por último existen medidas de prevención que nos ayudan a disminuir el riesgo de caries dental como lo son: 

  • Una buena higiene bucal y revisiones dentales regulares.
  • Una dieta saludable.
  • Fluorización (en agua, dentífrico o ambos).
  • En algunas ocasiones, selladores dentales con fluoruros y tratamiento antibacteriano.
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Hig. Brenda Gomez

ATENCIÓN AL PACIENTE E HIGIENISTA DENTAL

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